viernes, 24 de febrero de 2012

Un pasaje para un viaje sin retorno

Viniste acompañarme de nuevo...

Te recibo con temor de que quieras hospedarte por más de un día en mi casa.

Cerré la puerta, para que no entraras, pero tocaste sin cesar, descubriste que tenias una llave en tu bolsillo y que no necesitabas aguardar a que abriera. Entraste con prisa.

Tocaste mi espalda, luego mi mente, luego mis ojos... Finalmente paseaste por toda la casa.

Es como se siente cuando llega a toda velocidad la tristeza y toma alojo en la casa más preciada, el corazón. Supongo que estar sin una sonrisita es cosa por la que todos pasamos.

Pero siempre hay un camino que irradia luz y puede darle a la tristeza un pasaje para un viaje sin retorno. Creo que este camino seria hacer lo que nos llena y vivir de acuerdo a nuestras convicciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario