domingo, 24 de marzo de 2013

La Competencia del Amor


El cariño es como una flor que no se puede descuidar.... (El resto es súper conocido, sino google tiene la respuesta :) )

Cada día competimos contra el mundo para que esa persona que en algún segundo decidió estar a nuestro lado, lo siga decidiendo los restantes 58 segundos, hasta formar un minuto, las horas y el día completo.

Siempre existen mejores alternativas, chicas y chicos ofreciendo la luna y las estrellas desde la perspectiva del otro. Porque hay un millón de personas mejores que uno en ciertos aspectos y por el hecho de que un trato dulce y atento puede llamar la atención.

Una amiga me comentaba, hay que ser lo suficiente mujer como para que el no mire para otro lado. Cuanto peso hay en ese comentario, me dije. Tan real como un detalle, una sonrisa, un bonito atuendo pueden hacer la diferencia.

En calidad de mujer, quisiera que el hombre con que este voltee a mirar y admire la belleza de su entorno, pero que al momento siguiente me recuerde y se sienta pleno por tenerme a su lado.

Conscientes de este maratón y con todo el ánimo de ganarlo, hay que esmerarse. Es preciso perfumarse, acicalarse, innovar, dar una tarjeta, decir eres lo más lindo que tengo, preparar una cena, besar con ganas, dejar sin aliento en la intimidad, escuchar, apoyar, entregarse sin reservas. No sea que perdamos el maratón porque fuimos liebres confiadas, mientras una tortuga recién llegada ganó nuestra Carrera.
 

Hacer más, vacilar menos

Bañarme o no bañarme?  
En la simpleza del momento sentí mi piel seca y mi olor acostumbrado un tanto en desacuerdo con lo placentero. 5 Segundos para decidirme e ir por el gorro de baño, otros 10 segundos y tomar la toalla... luego baño. Aquí estoy con aroma a vainilla de mi nuevo gel de baño y los dientes relucientes.
 
Que fácil fue tomar esa decisión. La idea de esto es, no es que sea difícil decir bañarse ni que haya que pensárselo mucho para hacerlo (bañarme o no bañarme ese es el dilema :X), más bien, que el decir hacer o no alguna cosa provechosa debe ser así de simple.

Pararse de la cama, limpiar la casa, hacer aquella visita postergada a ese enfermo, pedir perdón a tu tío por haberle ofendido, Tomar los tenis e iniciar el deporte... tantas cosas edificadoras y que no son tan difícil hacerlas cuando nos damos cuenta de que ya las hemos hecho.