Cada día anda uno tan apresurado por las metas, los afanes, las deudas, los errores cometidos, las oportunidades perdidas, los problemas en casa, las finanzas, la tristeza, la alegría... Y se va perdiendo el tiempo sin vivir los detalles que hacen sentir gotitas de amor en la cara.
Tener unos minutos para apreciar el brillo de la noche y sus acompañantes es lindo, lo había olvidado hasta que me encontré de frente con su orden romántico y calmante.
Siento que estoy en mi limite de los sueños esta noche, queriendo enajenarme al lugar donde los sonidos y el aroma de la naturaleza me besen el alma.
Mas es difícil salir tal vez de la ciudad y pintar los lienzos que vivifican el valor de una existencia.
Por eso pongo musiquita relajante y bebo palabras que calman mi sed de pacifico disfrute, sin olvidarme de sonreír en cada trago.
¿Quién dice que no puedes sonreír porque sí y sentirse bien a pesar de todo?
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