En la simpleza del momento sentí mi piel
seca y mi olor acostumbrado un tanto en desacuerdo con lo placentero. 5
Segundos para decidirme e ir por el gorro de baño, otros 10 segundos y tomar la
toalla... luego baño. Aquí estoy con aroma a vainilla de mi nuevo gel de baño y
los dientes relucientes.
Que fácil fue
tomar esa decisión. La idea de esto es, no es que sea difícil decir bañarse ni que
haya que pensárselo mucho para hacerlo (bañarme o no bañarme ese es el dilema :X),
más bien, que el decir hacer o no alguna cosa provechosa debe ser así de
simple.
Pararse de la
cama, limpiar la casa, hacer aquella visita postergada a ese enfermo, pedir perdón
a tu tío por haberle ofendido, Tomar los tenis e iniciar el deporte... tantas
cosas edificadoras y que no son tan difícil hacerlas cuando nos damos cuenta de
que ya las hemos hecho.
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